EL PAIS DE LOS SELLOS

(CRONICA DE UNA OPERACION VFR EN NUEVO LAREDO)

Por David G. Zambrano Villarreal*

El pasado 18 de noviembre realicé un vuelo visual de Nueva Rosita, Coah. a Nuevo Laredo, Tamps. con el propósito de asistir a una comida de negocios.

El vuelo transcurrió sin incidentes a bordo de mi Piper Séneca, matrícula XB-BQM, en un día soleado, de cielo transparente y nítido, y disfruté sobrevolar el hermoso semi-desierto del noreste de México.

El servicio por parte de la torre de control fue excelente. Desde que establecí contacto, a más de 30 MN, el controlador se preocupó por mi seguridad, manteniendo separación con otro un avión que se alejaba con rumbo opuesto. Al desalojar la pista 14 solicité su asistencia para estacionar mi avión y amablemente me indicó que lo hiciera en la rampa ubicada al W, ya que en la plataforma principal ASA me haría un cargo si permanecía más de 30 minutos. Después de agradecerle la observación me estacioné en la rampa al W, ya que mi estancia estimada sería de alrededor de tres horas.

Después de cerrar el avión nos dirigíamos mi compañero y yo a la oficina de despacho cuando fuimos interceptados por dos soldados armados, quienes nos indicaron que regresáramos a nuestro avión porque querían revisarlo. Así lo hicimos, lo abrí y realizaron una detenida inspección de su interior. Una vez que se cercioraron de que no transportábamos algo ilícito, me pidieron que llenara un reporte de llegada, para lo cual extendieron sobre el ala del avión un libro del tipo de los usados por contadores y notarios, con columnas trazadas a mano y encabezados manuscritos, entre los que recuerdo se encontraban: fecha, hora, matrícula del avión, nombre del propietario, nombre del piloto, procedencia y motivo del vuelo. Una vez llenado, nos indicaron que con ellos era todo y pasáramos a la oficina de despacho.

En despacho nos fue presentada una forma, esta vez impresa, de cierre de plan de vuelo, la cual llené con la misma información que ya había dado a los soldados. La hoja fue estampada con los sellos que hacen sentir importante al despachador, a quien pregunté si con eso finalizaba el trámite. Me contestó que no, que ahora debía pasar a la oficina de al lado en donde se encuentra la comandancia, para que un inspector sellara la forma y posteriormente un empleado de ASA, además de ponerle otro sello, elaborara el recibo para el pago de los derechos de aterrizaje. Después de finalizar estos trámites, deberíamos caminar hacia el edificio principal, ubicado como a 80 ó 100 metros, y entrar por donde llega el equipaje de los aviones comerciales para que Aduana sellara nuestra forma y después pasar a las oficinas de Migración, para que también ellos pudieran sellar el multimentado papelito.

Como me di cuenta que iba a ser un proceso largo, pregunté al despachador que tendría que hacer para la salida, a lo cuál respondió que lo mismo, que debería pasar primero con él a llenar mi plan de vuelo en las nuevas formas de ICAO y luego acudir a Migración, Aduana, Comandancia y ASA para que pudiesen estampar sus correspondientes sellos.

Comenté que nos iba a llevar más tiempo el papeleo que la comida en Nuevo Laredo y le pedí alguna sugerencia, en base a su experiencia, para abreviar el trámite. "¡Voilá!", la creatividad del compatriota para adecuar el lineamiento presidencial de "Simplificación Administrativa" a un trámite de la vida real que tiene que realizar un causante común (en este caso yo) se puso de manifiesto: me dijo que para que al regreso de comer no tuviera que peregrinar nuevamente a las diferentes dependencias, iba de una vez a llenar la forma ICAO de plan de vuelo, dejando pendiente sólo la hora de salida, lo que acepté con mucho gusto.

Cuando estábamos en el recorrido de escritorio en escritorio, noté que el empleado de ASA se disponía a llenar a máquina mi recibo, por lo que le dejé los datos necesarios y los 35 pesos y le dije que al regreso lo recogería; me ahorré fácilmente unos cinco minutos de espera. En Aduana y Migración nos atendieron rápido y estamparon sus sellos en la hojita, no sin dejar de cuestionar nuestra procedencia y el objeto de visitar Nuevo Laredo.

Afortunadamente la persona que nos estaba esperando en la sala había visto nuestro avión aterrizar a la hora en que habíamos quedado, por lo que pacientemente esperó a que apareciéramos para irnos al restaurante.

Al volver de comer entregué el plan de vuelo al despachador, quien al ver que ya tenía los otros cuatro sellos, sólo anotó la hora de salida y... lo selló. Un simple vuelo VFR, con todo y la simplificación administrativa ingeniada por un diligente despachador, requirió de más de media hora de peregrinaje.

Aunque las comparaciones son odiosas, no pude evitar pensar que a menos de 20 millas de distancia, en Laredo, Texas, un vuelo VFR cuya procedencia y destino sea cualquier punto dentro de los Estados Unidos, no requiere absolutamente de ningún trámite; ni siquiera de cerrar o abrir plan de vuelo, ya que en vuelos VFR es optativo hacerlo. Cuando el vuelo es internacional, el trámite es simple y se realiza en pocos minutos en una sola oficina, ante una sola persona. Sinceramente deja mucho que desear la eficiencia de nuestro sistema.

Me pregunto que impresión se llevarán los pilotos extranjeros cuando aterrizan en nuestro bello México y lo primero con que se topan es con una intimidación por parte del ejército. ¿Se preguntarán si México está gobernado por un gobierno civil o militar? ¿Se preguntarán además -después de ser asustados y descubrir nuestra burocracia- si México sigue estando dentro del tercer mundo o de plano ya bajó al quinto?

En nuestros aeropuertos cada organismo oficial se siente con derecho a intervenir y a fijar reglas a su modo, llámese Secretaría de la Defensa, de Marina, de Gobernación, de Hacienda, de Salubridad, ASA, SENEAM, DGAC, Procuraduría General de la República, etc.

Legalmente la SCT, a través de la DGAC, es la autoridad aeronáutica y no debe permitir que sus funciones sean usurpadas o relegadas a segundo término por otras instancias de gobierno. Las inspecciones practicadas por militares son altamente nocivas a la imagen de México ante nuestro incipiente turismo y sólo deben realizarse cuando existe evidencia o sospecha fundada de la comisión de un ilícito y a solicitud de la autoridad aeronáutica.

En opinión de la Federación Mexicana de Pilotos y Propietarios de Aeronaves, la única autoridad con la que un piloto debe tratar en un vuelo doméstico es la DGAC y ésta debe diseñar y poner en práctica un esquema de trámite simple y único para los pilotos (lo ideal sería eliminar el papeleo), estableciendo que las demás autoridades podrán recabar la información que consideren pertinente del banco de información de la DGAC. Así se establece en el proyecto de reglamento de aviación que FEMPPA elaboró y hace un año entregó al Director General de Aeronáutica Civil. ¿Le faltará algún sello?

 

*David vive en Monterrey y es miembro fundador y tesorero de FEMPPA . Ha sido presidente de la Asociación de Pilotos de Monterrey y del Club de Planeadores de Monterrey. Vuela un hermoso biplano Stearman que restauró a la perfección.

 

 

 

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