KAFKIANA

Por Manuel Olaguibel.

Al regresar de mis vacaciones, me encuentro como regalo de Reyes, un sobre con aguilita. Esto siempre me alza pelo; nunca he recibido una buena noticia en un sobre con aguilita.

Al abrirlo, qué veo: un comunicado que llegó a mi casa el 4 de enero del 99, fechado el 24 de noviembre del 98, donde ellos aprueban una póliza de seguro de mi avión entregada el 2 de julio del 97, que tenía vigencia del 2 de agosto del 97 al 2 de agosto del 98.

¿Quienes son ellos? Los funcionarios de la Dirección de Aeronáutica Civil, campeones de la celeridad administrativa. Diecisiete meses para aprobar algo que tiene vigencia de doce. ¿Cuánto puede durar la revisión de una póliza sencilla, elaborada en los términos exactos solicitados por ellos?

No puedo menos que preguntarme: ¿y si ahora me estuvieran comunicando que no es aceptable, que no cumple con los requisitos? ¿qué pasaría? Si caducó hace ¡cinco meses!, ya para que me mandan su cartita, ¿no tendrán algo mejor que hacer?

Esto me recuerda al Licenciado de ASA que al pagarle la renta del hangar por adelantado, me detenía el trámite porque faltaba la fianza que garantizara el pago de la renta. ¿Y saben qué? la tuve que ir a sacar y dársela, porque "es un requisito, aunque pague usted el año por adelantado".

Ni los maestros del surrealismo en la literatura imaginaron algo como la burocracia aeronáutica mexicana. Aquí Kafka sería escritor costumbrista.


 

 

 

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