EL VOLADOR

Bartolomeu Lourenzo de Gusmao es un personaje histórico. Nació en Santos, Brasil, en 1685 y residió en Portugal desde 1708. Fue famoso por su prodigiosa memoria y sus habilidades mecánicas. En 1709 envió al rey una carta comunicándole haber inventado "un instrumento para andar por el aire del mismo modo que por la tierra y el mar" y publicó "Manifesto Sumario Para Os Que Ignoram Poder-se Navegar Pelo Elemento Do Ar". Inventó un globo rudimentario que se alzó de tierra el 8 de agosto de 1709, y los versificadores de su tiempo se burlaron de él apodándole "El Volador". Realizo sus estudios sacerdotales en el seminario de Belem, estudió mecánica en Holanda y se doctoró en Cánones en la Universidad de Coimbra. El rey Juan V lo nombró Académico de la Historia. Inventó muchos artilugios y advertido de un inmediato proceso inquisitorial, huyó a España, muriendo en Toledo en 1724. Es considerado el inventor del globo aerostático y un precursor de la aeronáutica.

Bartolomeu Lourenzo de Gusmao, El Volador, aparece como personaje en "El Memorial del Convento", la más reciente novela del laureado José Saramago:

"Me ha dicho mi amigo Joao que tenéis por apodo Volador, padre, por qué os dieron tal nombre... se sentó el cura en una piedra e hizo señal a Sietesoles para que se acomodara al lado y respondió al fin, como si ahora mismo acabara de oír la pregunta, Porque he volado, y dijo Baltasar, el Sietesoles, dudando, Perdone la confianza, pero sólo los pájaros vuelan, y los ángeles, y los hombres cuando sueñan, pero en los sueños no hay firmeza... Pues yo, hace dos años que volé, primero hice un globo que ardió, luego hice otro que subió hasta el techo de una sala de palacio, y al fin otro que salió por la ventana de la Casa de la India, y nadie lo ha vuelto a ver, Pero ha volado en persona o sólo volaron los globos, Volaron los globos y fue lo mismo que si hubiera volado yo, Volar en globo no es volar un hombre, El hombre primero tropieza, después anda, luego corre, un día volará, respondió Bartolomeu Lourenzo... He sido el hazmerreir de la corte y de los poetas... si no fuera por la protección del rey no sé que sería de mí, pero el rey creyó en mi máquina y permitió que en la quinta del Duque de Alveiro, en San Sebastián da Pedreira, haga yo mis experimentos, en fin ya me dejan respirar un poco los maldicientes, que llegaron incluso a desear que me partiera las piernas cuando me lanzara del castillo...y que mis artes más tenían que ver con la jurisdicción del Santo Oficio que con la geometría... Padre Bartolomeu Lourenzo, yo de esas cosas no entiendo, fui labrador, soldado no soy ya, y dudo que nadie pueda volar sin que le hayan nacido alas, quien diga lo contrario entiende tanto de esto como de lagares de aceite... esos navíos que ves en el mar hubo un tiempo en que no tuvieron velas, y otro tiempo fue el de la invención de los remos, otro el del timón, y, así como el hombre, animal de tierra, se hizo marinero por necesidad, por necesidad se hará volador, Quien pone velas en un barco está en agua, y en el agua queda, volar es salirse de la tierra para el aire, donde no hay suelo que nos ampare los pies, Haremos como las aves, que tanto están en el aire como posan en tierra... Dijo Sietesoles, Me parece que están en la verdad quienes dijeron que ese arte de volar más tenía que ver con el Santo Oficio que con la geometría, si yo estuviera en su caso, doblaría cautelas, mirad que cárcel, destierro y hoguera suelen ser la paga de esos excesos, pero de esto sabe más un cura que un soldado."

"El Memorial del Convento" es una bella historia del amor, escrita en cautivante lenguaje poético. José Saramago, que no era santo de mi devoción a pesar del Nobel, me ha convencido con esta novela. En esta temporada en que cielos encapotados, neblina y lluvia nos impiden volar nuestros aviones, ¿qué mejor que hacerlo en las páginas de un buen libro?