Antonio de Fuentelapeña, fraile capuchino, nació en Fuentelapeña, provincia de Zamora, España, a principios del siglo XVII. Escribió y en 1676 publicó, con aprobación eclesiástica, "El ente dilucidado", un curioso libro que algunos consideran el primero de aviación en español, ya que el último capítulo se titula "Duda VI: Si el hombre puede artificiosamente volar", escrito en el "lenguaje científico" de la época. Vayan estas perlas de sabiduría diecisietesca, en la versión al español actual que hiciera don Alfonso Reyes: " el hundirse o el sustentarse un cuerpo sólido en un líquido proviene de que, en igual cantidad o cuerpo, tiene aquel menos peso que estotro." " el impulso mayor vence al menor, como en la bala de la escopeta, que contra su natural sube hacia arriba, porque el impulso mayor de la pólvora vence el de su gravedad" " para que un cuerpo sólido se pueda sustentar y volar sobre el cuerpo fluido del aire, siendo más grave que él, es necesario que en el sólido concurran proporcionadamente tres cosas: gravedad de cuerpo, extensión de alas y violencia de impulso; de modo que lo intenso del peso lo supla o proporcione lo extenso de las alas y violencia del impulso; y lo que faltare de proporcionada extensión de alas, lo supla el impulso mayor y lo remiso del peso; y la remisión de éste se supla con la poca gravedad y con grandes alas. Porque un cuerpo medianamente grave y con medianas alas, sólo con mediano impulso se sustenta en el aire y vuela por él, como se ve en el cernícalo. Un cuerpo medianamente grave, y con alas cortas para navegar en el viento, ha menester que el impulso sea grande, como se ve en la perdiz. Un cuerpo poco grave, si las alas son muy grandes, con poco impulso tiene suficiente, porque lo leve del cuerpo y lo excesivo de las alas lo suple, como en la garza. Más si un cuerpo es sobradamente grave y son sobradamente cortas las alas, no le bastará ningún impulso para poder volar, pues falta a las alas la debida proporción, como se ve en el avestruz. De modo que si se ajustan los tres requisitos en alguna de las proporciones requeridas, sin duda podrá volar el sólido." "si le había de repugnar al hombre el volar, o había de ser por lo mucho que excede al aire en peso, o por no tener el impulso necesario para vencer ese exceso de gravedad, o porque no tiene alas: es cierto que no repugna por ninguno de estos principios, luego puede volar." "Fabríquese, pues, una barquilla de madera en la forma del corpachón de un águila. Fabríquense unas alas de material ligero, y que tengan en la longitud proporción con el peso de la barquilla, del instrumento y del hombre, como las del águila la tienen con el peso de su cuerpo." "Preguntarás, si después de todo esto correrán
algún riesgo los que, curiosos, quisieren practicar esta especulación.
Respondo: que aun siendo cierta esta sentencia, tengo por sin duda que algunos
se harán pedazos Y digo más: que aun después de muy
experimentados y de ser maestros, no les faltarán peligros, pues
el viento que les cogió volando, o el descuido que se cometió
en los movimientos, irreparablemente les zozobrará." |