LOS REYEZUELOS.

La democracia es un sistema en el que los gobernantes lo son por voluntad de los gobernados. El compromiso del que está arriba es siempre con los de abajo, ya que de estos depende que siga mandando. Mandatario, por cierto, no es quien tiene el mando sino el que es mandado.

Para cumplir cabalmente, el gobernante requiere de colaboradores que respondan solidariamente al mandato que recibió.

México, a juzgar por la situación de la aviación general, está lejos de ser una democracia. En la aviación civil, durante los últimos años hemos vivido en una tiranía, donde una tras otra se toman decisiones que al principio parecían sólo torpes y hoy parecen, además de torpes, responder a intereses distintos del mandato.

Hace varios años recibí anónimamente un libelo en el que se ponía a las autoridades aeronáuticas como "lazo de cochino" y se acusaba al Director de estar actuando como "chivo en cristalería". Como todo documento anónimo me indignó leerlo y me pareció que era injusto juzgar tan drásticamente a quien iniciaba apenas su actuación.

Cuando habían pasado dos años y las cosas parecían ir mal, envié al Director Bargés, a quien conozco desde la juventud, una carta franca y directa a la que él respondió con nobleza, reconociendo en una larga conversación que llegó al puesto por motivos políticos sin saber nada de aviación y se había concentrado en los problemas del transporte público, olvidando la aviación general. Pidió que quienes volábamos en este segmento le ayudáramos, petición que la AMPPA apoyó con entusiasmo y difundió en este boletín.

Entonces escribí en Noti-AMPPA: " me sentí con la confianza de escribirle una carta, no al funcionario, sino al hombre. Le hablaba en ella de los problemas de la aviación general y de como la DGAC, que era modelo de dependencia gubernamental cuando yo empecé a volar, había llegado a ser modelo de ineptitud y corrupción y del desprestigio que él, como director, tenía entre los pilotos privados. Concluí diciéndole que esperaba que dejara el apellido Bargés a la altura en que yo siempre lo conocí." ­ y concluía: "La mayoría de los amigos con quienes he conversado sobre esa reunión se han entusiasmado. Algunos me han dicho que soy ingenuo al creerle. Lo cierto es que no sabremos quien tiene razón mientras no hagamos nuestra parte, y necesitamos hacerla entre todos." De hacerla entre todos, nació FEMPPA.

Hoy reconozco que los pesimistas me ganaron, y hasta el libelo tenía razón. Ya no cabe el beneficio de la duda y las decisiones que dañan a la aviación general van en aumento. La Ley de Aviación Civil, la de Aeropuertos, el Reglamento, la venta de aeropuertos, la militarización, el cierre indiscriminado de aeródromos, la TUA, son sólo algunos ejemplos de aberraciones cometidas.

Pero reconocer que me ganaron, no significa perder el optimismo. Mi esperanza está en la democracia.