MI AEROPUERTO

El aeropuerto El Lencero siempre ha sido un lugar agradable. Lo era más cuando la pista era corta y no entraban los jets, de modo que tampoco había guaruras conduciendo a 80 KPH por las calles de rodaje porque se les hizo tarde para recibir a la esposa del patrón y temen que la familia esté de acuerdo y los corra. Afortunadamente para ellos, cuando el patrón va en el auto conducen como si fueran gente decente, lo que reduce a la mitad las mentadas que reciben.

Es el precio del progreso, que ahora nuevamente nos amenaza. Resulta que un diputado que no sabe nada de aviones ni de aeropuertos, descubrió que Xalapa es la única capital estatal que no tiene un aeropuerto decente y aerolíneas que le den servicio... y decidió resolver parte del problema.

Con no sé qué artilugios, convenció al director de una aerolínea que declarara que pronto Xalapa contará con vuelos diarios a la ciudad de México de aviones ATR-42, y al Gobierno del Estado que invierta unos milloncitos en una terminal provisional de pasajeros que estará separada de la plataforma de estacionamiento por una calle de rodaje, por lo que los viajeros tendrán que cargar sus bolsas de café Ambar cuidándose de nuestros aviones y de los coches de los guaruras.

Claro que este problema se reducirá cuando haya otros aviones en la plataforma, porque el ATR-42 no podrá girar y tendrá que estacionarse en la pista. Los pasajeros, entonces, caminarían hasta la pista pegaditos a los hangares, con menor riesgo de que los atropellen o degüellen.

Cualquier piloto que conozca nuestro aeropuerto, los ATR-42 y la topografía y condiciones meteorológicas de la zona, sabe que la empresa está destinada al fracaso, lo que me hace sospechar que el asunto no va a pasar de declaraciones y si se lleva a la práctica, se cancelará al primer accidente (que el seguro no cubrirá, por operar fuera de normas), o en cuanto el consejo de administración de Aeromar corra a su director por estar perdiendo dinero a lo pentonto.

Hubo una época en que los trenes mexicanos de pasajeros tuvieron éxito porque era mejor salir tarde que irse a pie. Pero actualmente, estando los aeropuertos de Veracruz, Puebla y México a cien, doscientos y trescientos kilómetros por carretera, ¿habrá alguien que teniendo una cita importante que atender o un vuelo que alcanzar, se arriesgue a ver como amanece el miércoles?

Yo, para que no digan que nomás critico, propongo a continuación tres alternativas de entre las muchas que se me ocurren.

Una, la más barata, que la Legislatura declare los terrenos del aeropuerto Heriberto Jara, de Veracruz, parte del municipio de Xalapa, con lo que la capital ya tendría aeropuerto.

Dos, la más razonable, que se construya una autopista que una a Xalapa con el aeropuerto Heriberto Jara, con lo que a los xalapeños nos tomaría menos tiempo llegar a él que a los regiomontanos ir al Mariano Escobedo.

Tres, la que más me gusta porque mata dos pájaros de un tiro, que se cambie la sede del Gobierno del Estado al puerto de Veracruz, con lo que la capital tendría automáticamente aeropuerto y los xalapeños nos libraríamos de doscientas manifestaciones anuales en el centro de la ciudad, lo que nos permitiría llegar tan rápido a todas partes que ni aeropuerto necesitaríamos.

Esta última propuesta tiene algunas ventajillas adicionales que no menciono por prudente, pero la gran desventaja de que nos veríamos privados de la convivencia en El Lencero con los pilotos del Gobierno del Estado, y ellos quizá verían mermadas algunas prebendas que actualmente disfrutan.

Por ejemplo, es poco probable que un avión XC pudiera despegar de Poza Rica con destino a Veracruz a las cinco de la tarde, nivelar con 20 grados de flaps y cuarenta y cinco por ciento de potencia, y hora y media después decir: "Torre Veracruz, un favorzote, avísele al Ingeniero que aquí entre La Antigua y San Julián la niebla está hasta el suelo y nos anda fallando el horizonte, por lo que proseguimos a Xalapa. Que por favor nos reserven habitaciones con servibar en el Fiesta Inn."

 
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