Un buen piloto debe conocer y saber como funciona cada sistema del aparato que tripula, decía uno de los manuales en que estudié para aprender a volar. Ya la hice, pensé. De niño, una de mis lecturas preferidas era El Tesoro de la Juventud, particularmente El Libro de los Porqués. Como muchos, destripaba cuanto juguete mecánico caía en mis manos para aprender lo que no estaba en el libro (o para confirmarlo). Mis hermanos y amigos hacían lo mismo, así que crecí convencido de que era un impulso de todo ser humano. Este convencimiento empezó a disiparse cuando descubrí a las mujeres y desapareció cuando me casé. Que una joven no supiera cocinar porque se había dedicado a estudiar una carrera me parecía lógico, pero que no tuviera la más remota idea de como funcionaba la licuadora ... "mientras yo le mueva la palanquita y muela los jitomates, me da igual que sea de vapor o de energía nuclear". Cuando el hombre se casa -me explicó después un tío con larga experiencia conyugal- cree que la diferencia con las mujeres es el sexo, pero con los años descubre que pertenecen a otra especie. Pero la vida reserva sorpresas. Un día, una mujer que no sabe como funciona una licuadora, ganó el título de Campeona Nacional de Acrobacia de los EU y empecé a sospechar que mi manual podría estar equivocado. Los nadadores -me dijo un médico ortopedista que luego sería presidente de la AMPPA- no necesitan saber como funciona una articulación para ganar una carrera. Finalmente, en una de esas comidas de enero después de los exámenes médicos en Xalapa, descubrí que muchos buenos pilotos vuelan como si molieran jitomates: "mientras le mueva la palanquita y baje el tren de aterrizaje -repetía uno que se había tomado nueve Bacardís (y por lo tanto decía la verdad)- lo demás es cosa del mecánico y de su chin... madre". Total, que ya casi me convenzo que mi manual estaba equivocado, pero sigo tratando de entender como funcionan las cosas porque me sirve para explicar lo que me sucede. Por ejemplo, el otro día me encontraba en final corto a la pista cuando decidí poner full flaps. Los flaps de tipo Fowler aumentan la sustentación de las alas pero después de veinte grados incrementan principalmente la resistencia al avance. La velocidad del avión disminuyó y empezó a sonar la alarma que está activada por una pequeña lengüeta metálica en el borde del ala, que se mueve cuando el viento relativo varía a consecuencia de un ángulo de ataque cercano al de pérdida de sustentación. Para recobrar la velocidad empujé el bastón, lo que produjo un régimen de descenso mayor que el aconsejable. Consciente de que un impacto de 4 G negativas dañaría el tren y quizá las luces de navegación (si se doblaban las alas), apliqué toda la potencia. Desafortunadamente la pista estaba caliente, por lo que había corrientes ascendentes de convección que combinadas con la posición del trim del plano horizontal del empenaje y el empuje resultante del flujo producido por la hélice, dieron como consecuencia una actitud inusitada. Después de otras correcciones cuya mecánica sería dificil explicar en tan breve espacio, logré un aterrizaje de siete puntos (dos más dos más tres) y realicé un aceptable rodaje hasta mi hangar. Por supuesto, un piloto con nueve Bacardís y mentalidad de ama de casa, ignoraría mis razonamientos con alguna explicación simplista ("lo que pasa es que eres un pen..."). Afortunadamente soy de los que entienden como funcionan las cosas.
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